LA PROSECIÓN
*
Ponte
ya, María,
el
babero nuevo
que
vamos a dir
p’arriba
pal pueblo.
Repican
campanas,
estrumpen
cohetes
y
toa la plaza
s’enllena
de gente.
Los
hombres se ponen
en
carrefilera
pos
ya va saliendo
la
cruz de la iglesia.
Las
mujeres cantan
coplinas
mu tiernas,
coplas
qu’aprendieron
de
las sus agüelas.
Pola
ca la Plaza
ya
van ahilando
una
detrás d’otra
las
cruces de mayo.
Que
no es pa contalo,
qu’esto
ties que velo;
asín
qu’hora mesmo
cogemos
el pendingue
y no
vamos pal pueblo.
Van
a lo primero
las
chiquinininas,
aluego
las grandes;
y al
final de to
la
cruz más bonita
y
más presumía,
pos
tengo pa mí
que
los forasteros
le
tienen envidia.
Y no
es para menos
qu’hasta
el mesmo sol
se
quea clisao
al
vela pasar
entre
los hermanos.
En
dispués le siguen
las
hartoriades
y
los señoritos,
tos
mu abotonaos
y
«todosss» mu pinchos
con
sus trajes nuevos
y
sus crucifijos.
Asín
qu’espabila,
que
ya te lo he dicho:
Qu’esto
no es pa velo
sino
pa vivilo.
Y
endilga’l zagal
qu’hoy
nos vamos tos
p’arriba
pal pueblo,
a la
proseción.
Y va
se mester
que
l’hagas hermano,
hermano
la cruz,
a
este muchacho,
qu’el
que no lo es
o no
es buen corito,
o no
es buen cristiano.
Qu’anque
tú de Feria
no
tengas ni un bago,
yo a
m’hijo lo quiero,
queátelo
grabao:
CORITO
y HERMANO.
*
JUAN JOSÉ BECERRA LADERA