11.7.24

La Proseción


LA  PROSECIÓN

*

Ponte ya, María,

el babero nuevo

que vamos a dir

p’arriba pal pueblo.

 

Repican campanas,

estrumpen cohetes

y toa la plaza

s’enllena de gente.

Los hombres se ponen

en carrefilera

pos ya va saliendo

la cruz de la iglesia.

Las mujeres cantan

coplinas mu tiernas,

coplas qu’aprendieron

de las sus agüelas.

 

Pola ca la Plaza

ya van ahilando

una detrás d’otra

las cruces de mayo.

 

Que no es pa contalo,

qu’esto ties que velo;

asín qu’hora mesmo

cogemos el pendingue

y no vamos pal pueblo.

 

Van a lo primero

las chiquinininas,

aluego las grandes;

y al final de to

la cruz más bonita

y más presumía,

pos tengo pa mí

que los forasteros

le tienen envidia.

Y no es para menos

qu’hasta el mesmo sol

se quea clisao

al vela pasar

entre los hermanos.

 

En dispués le siguen

las hartoriades

y los señoritos,

tos mu abotonaos

y «todosss» mu pinchos

con sus trajes nuevos

y sus crucifijos.

 

Asín qu’espabila,

que ya te lo he dicho:

Qu’esto no es pa velo

sino pa vivilo.

 

Y endilga’l zagal

qu’hoy nos vamos tos

p’arriba pal pueblo,

a la proseción.

Y va se mester

que l’hagas hermano,

hermano la cruz,

a este muchacho,

qu’el que no lo es

o no es buen corito,

o no es buen cristiano.

 

Qu’anque tú de Feria

no tengas ni un bago,

yo a m’hijo lo quiero,

queátelo grabao:

CORITO y HERMANO.

*

JUAN JOSÉ BECERRA LADERA

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